Durante años, los fans de Marvel se han preguntado una cosa: ¿Por qué es tan difícil hacer bien a Los Cuatro Fantásticos? Ni siquiera en la serie de animación de los 70 lograron tenerlos bien, sustituyendo a la Antorcha Humana por un robot llamado HERBIE (que, desde entonces, ha vivido aventuras junto a los 4F, recordándonos continuamente ese momento imposible). Más o menos, Los 4 Fantásticos de 2005 sí consiguió capturar parte de su tono, pero lo echaron todo por la borda en una secuela de 2007 absolutamente terrible: Los 4 Fantásticos y Silver Surfer.
¡Corre, Estela, corre!
El mayor problema de la película lo conocemos todos: Galactus, el destructor del mundos, el siempre hambriento, apareció aquí como… una simple nube. No tenía ni casco, ni cuerpo, ni ganas de comer planetas, ni nada. De hecho, en marzo de 2007, a tres meses del estreno, aún no tenían claro cuál iba a ser su diseño definitivo, y hasta abril, cuando ficharon a Laurence Fishburne, ni siquiera sabían si iba a hablar. Imaginad el lío: dos meses antes de estrenar y todavía sin saber las piezas clave de tu villano.
Aunque no se atrevieron a mostrar a Galactus como en los cómics, sí que dejaron un detalle con el que los seguidores se tuvieron que conformar: cuando la nube llega, se puede ver la forma real del personaje durante unos segundos. No fue suficiente, claro, y aunque la película dio beneficios recibió tan mala prensa que a nadie se le hubiera ocurrido hacer una tercera parte.
Eso sí, estaba ya planeada: en ella, Ben Grimm por fin tendría en el centro su ansiado romance con Alicia Masters, Sue tendría a Franklin Richards y veríamos a Nova. Sin embargo, la cosa quedó en la nada hasta que, casi veinte años después, con un panorama superheroico muy distinto, Marvel Studios ha llegado al rescate. Ahora solo falta que sepamos la gran duda: ¿Se habrán atrevido, de verdad, con Galactus? ¿No más nubes? Crucemos los dedos.