Si lees los primeros cómics Marvel (ahora lo tienes muy fácil, porque Panini está reeditando todo el universo desde el primer número en las Bibliotecas Marvel), verás que Stan Lee era toda una estrella para la generación de chavales que, en los 60, empezaron a redescubrir los cómics gracias a Los Cuatro Fantásticos, Iron Man y Daredevil. Él escribía sus columnas mensuales, respondía a los correors (o al menos se usaba su voz)… Todo en Marvel, incluyendo los anuncios, tenía su tono de voz y sus coletillas. Así que no es de extrañar que, cuando en 2008, Iron Man dio la salida al Universo Marvel, Stan Lee hiciese de la estrella que realmente era.
¡Excelsior!
Sin embargo, su primera aparición en forma de cameo no fue en Iron Man, sino en una adaptación de 1989 que, en realidad, fue el segundo spin-off cinematográfico de la serie El increíble Hulk (sí, la de Lou Ferrigno). Su nombre, El juicio del Increíble Hulk, en el que Bruce Banner era representado por el mismísimo Matt Murdock (o sea, Daredevil) frente a un jurado tras haber sido denunciado por Ellie, una trabajadora de Wilson Fisk.
¿Y quién formaba parte del jurado en una secuencia onírica donde Bruce se convertía en Hulk durante el juicio? Pues, por supuesto, el guionista de Marvel favorito de los niños (aunque ya en 1989 ya se había retirado casi del todo), que, de hecho, fue sustituido por un extra cuando el monstruo levanta el tribunal del jurado por miedo a que le pasara cualquier cosa. Lee, en su habitual estilo socarrón, declaró después que le había decepcionado no poder hacerlo: al fin y al cabo tan solo se llegaba a levantar medio metro del suelo.
Por cierto, El juicio del Increíble Hulk era, realmente, un intento de crear una nueva serie para Marvel, Daredevil, pero no terminó de cuajar a pesar de sus altas audiencias. Solo hubo una película más de Hulk, en 1990 y, esta vez sí, moría al final, dando por finalizada la franquicia. Si ellos supieran lo que iba a pasar 18 años después…