Nuestros gobiernos y Trump quieren llevarse el mundo al carajo, y Champiñón concluyó que la mejor forma de celebrarlo era con un disco que taladre el cerebro como una paliza en un callejón hediondo a las tres de la mañana.
Depresión post apocalíptica no es solo un título contagioso, es un grito de guerra envuelto en distorsión, un escupitajo en la cara de la solemnidad, una embriaguez sónica con la resaca incorporada. Y lo mejor de todo es que no se siente como una obra calculada, sino como dos tipos maduros en su mejor momento haciendo lo que les da la gana.
Se dice que esta joya la escribieron en dos días, una dosis de canciones crudas y rápidas. Y es creíble. Este álbum es sucio, directo y sin fantasías. La gente insiste en meter a Champiñón en la jaula del metalpero aquí se nota que ellos han estado bebiendo de otras botellas: punk de la vieja escuela, garaje descarnado, un poco de esa furia primitiva que hacía que los primeros discos de Nirvana sonaran a un desastre glorioso. “Absolute Ghost” y “Pit Of Guilt” podrían estar sonando en una pelea de bar mientras las botellas vuelan por los aires, y “Face Of Torture” es una carta de amor escrita con navajas que entraría tranquilamente como un Bonus Track en el Lejía de Nirvana. Y luego está “Axe Death Scenario”, que es lo más cercano a lanzarse de cabeza a un contenedor en llamas: un estribillo torpe pero pegajoso, riffs que raspan como papel de lija, una energía que parece desmoronarse y reconstruirse sobre la marcha.
No hay exquisitez aquí, pero, ¿quién quiere perfección cuando puedes tener este caos organizado? Este disco es una patada en los genitales con una mueca en la cara. No se sofoca en nihilismo barato; incluso en su título engañosamente pesimista, hay una especie de celebración: el fin del mundo no es tan malo si tienes una guitarra bien afilada y ganas de romper cosas. Y si después de escuchar “Halsgericht” no quieres unirte a la maldita legión del caos, mejor regresa a tu cueva y sigue escuchando música de Justin Bieber O Dos veces.
Champiñón no tiene tiempo para mirarse al ombligo ni celebrar aniversarios. Solo quieren hacer ruido y reírse mientras el mundo arde. Y con Depresión post apocalípticalo hacen mejor que nunca.
Escucha Mantar – Depresión post apocalíptica