Un festival de carcajadas muy violento con una secuela inminente que puede arrasar en ‘streaming’

De vez en cuando Adam Sandler ha ido ganándose el aplauso de la crítica haciendo algunos trabajos dramáticos donde ha dado la talla. Sin embargo, en su paso por la comedia más descabellada ha exhibido también un talento único y especial que ahora debería ser más apreciado.
Ciertamente el paso del tiempo sienta bien a locuras desternillantes como Happy Gilmore (Terminagolf), que ahora contará con una secuela en Netflix. A través de esa plataforma se puede disfrutar también de la joya original, un despiporre de hora y media con Sandler en todo su apogeo cómico.
Happy Gilmore tiene un solo propósito en la vida: convertirse en el mejor jugador de hockey sobre hielo. Aunque no posee las cualidades necesarias para hacer realidad su sueño, ya que ni sabe jugar ni patinar, tiene un potentísimo swing con el que es capaz de enviar la pelota a una distancia de casi 370 metros, un golpe que le enseñó su padre cuando era pequeño. Después de ser rechazado en el equipo de hockey de la ciudad y de ser abandonado por su novia, se entera de que su casa, en la que vive con su abuela y que fue construida hace años por su abuelo, va a ser embargada.
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Gilmore tiene solo tres meses para entregarle al banco el dinero que debe, si no perderá la casa para siempre. La solución parece encontrarla en su curiosa habilidad para el golf, pues cree que es lo único que le hace especial. Así, decide unirse al PGA Tour, donde tendrá que competir en una serie de circuitos de golf hasta llegar al Tour Championship, el torneo que cierra cada temporada el PGA Tour. Debido a su extraño comportamiento en el campo, logra captar la atención de los medios de comunicación, convirtiéndose en la “estrella” de la competición.
Terminagolf fue uno de los guiones que Sandler escribió junto a su compañero creativo y de fatigas Tim Herlihy, compañeros desde la universidad escribiendo chistes y trabajando en Saturday Night Live. Cuando Sandler fue despedido del programa, él y su co-guionista redoblaron en los guiones cinematográficos como este.
‘Happy Gilmore (Terminagolf)’: un golpe exitoso
Fue una apuesta ganadora, ya que Terminagolf explota al máximo al Sandler más desatado y violento. Aunque siempre de una forma que es divertida, convirtiendo los exabruptos y los golpes en una extensión de una niñez no superada y la imposibilidad de no dejarse llevar por los impulsos. Un toque que ha sabido llevar también a sus mejores trabajos dramáticos.
Aquí saca los mejores momentos de risa de su cine, sacando el mejor absurdo de la premisa del jugador de hockey que se vuelve un supertalento del golf a base de pelotazos. La improvisación de chistes acaba funcionando de maravilla, y consigue aprovecharse también de la estructura del drama deportivo clásico para dar una historia satisfactoria de manera sutil.
Puedes ver Happy Gilmore (Terminagolf) en Netflix y en SkyShowtime.
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