El caso del Barbenheimer fue realmente especial hace un par de años por cómo las dos películas se retroalimentaron para que cada una fuera un fenómeno de taquilla. Era destacable, porque a menudo que dos películas coincidan en su estreno suele ser por competencia, por ver si una puede hacerse con la cantidad de público a la que otra aspira.
A veces se dan extrañas conexiones en películas que terminan enfrentadas en las carteleras. Fue el caso de El mañana nunca muere, la segunda película de James Bond protagonizada por Pierce Brosnan. El rodaje de la película terminó aprovechando la ayuda de una película que terminaría siendo no sólo su principal rival, sino también la que le impidió ser el fenómeno que aspiraba a ser.
Después del exitazo tremendo que fue Goldeneye, los productores y el estudio MGM se apresuraron para rodar una secuela con su nueva estrella, que debía salir tan sólo dos años después. La producción fue tan acelerada que tiraron para adelante sin un guion y hasta con errores en su título (”Tomorrow Never Dies” fue un error de imprenta que cambió el título original, “Tomorrow Never Lies”, más apropiado para la película). El rodaje se tuvo que valer de todos los recursos posibles, incluso de los sets de otra gran producción de otro estudio.
Un embalse titánico
Esa película fue Titanic, que entre sus grandes inversiones estaba la construcción de un inmenso set de rodaje con un tanque de agua gigantesco situado en la zona de Rosarito, en la región mexicana de Baja California. El gran embalse, pensado para dar cabida a la gran construcción de la película de James Cameron, fue reempleado por otras producciones para ser costeado. Entre ellas se encontró El mañana nunca muere, que rodó allí una escena de amerizaje.
“No tuve sensibilidad”: James Cameron sigue arrepintiéndose de una famosa escena de ‘Titanic’
La ironía dolorosa y pasada por agua fue que luego sería Titanic la que en parte oscureció las expectativas de James Bond. La cinta de James Cameron se tuvo que retrasar a la misma fecha de estreno de El mañana nunca muere, para poder terminar a tiempo los efectos de la ambiciosa visión del director. Aunque la mayoría asumía que 007 sería la triunfadora en aquel fin de semana, fue Titanic la que arrasó, haciendo de esta secuela la única película de Bond con Brosnan que no fue número 1 en taquilla. La película acabó siendo también la menos taquillera de esa etapa de la franquicia, mostrando de nuevo que es mala idea plantarle cara a Cameron.
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