‘Tropic Thunder’ es una auténtica maravilla con el Tom Cruise más inesperado, pero estuvo a punto de costarles más de un disgusto
El 23 de mayo de 2005, Tom Cruise estaba haciendo la ronda promocional de turno de su nueva película con Steven Spielberg, La guerra de los mundos. La vida le sonreía: aunque los paparazzis le perseguían, lograba salir más o menos ileso de todas las preguntas y acusaciones descabelladas, hasta ese día en el que fue al show de Oprah Winfrey, la cogió de las manos, dio un salto en el sofá y gritó “¡Quiero a Katie Holmes!”. El programa terminó, a nadie pareció importarle demasiado y, de hecho, la película se estrenó un mes después recaudando 603 millones de dólares. Y sin embargo, en Internet alguien estaba a punto de pulverizar la carrera del actor con un solo click.
Entre Cruise y Grossman
Todo empezó con un montaje en el que Cruise cogía de las manos a Oprah y, al estilo de La venganza de los sith, que acababa de estrenarse, la electrificaba. Corrió como la pólvora, el programa se recuperó y todo el mundo pasó a hablar del sofá y la locura de Cruise. Los medios no tuvieron piedad con él, y le atacaron con todo lo que tenían entre manos, en pleno resurgimiento de la prensa amarilla yanqui sin escrúpulos. Nuestro protagonista creyó que una broma en Internet no le haría daño, pero lo cierto es que su posterior defensa de la cienciología y su actitud errática acabó llevando al desprecio del público.
En 2006, Misión Imposible III fue un relativo fracaso de taquilla y quedó claro que su fama había quedado tocada. Cruise sabía que, para volver, debía apartarse del mainstream, respirar y coger fuerzas, tomar un papel de copiloto durante unos años. En 2007 fue el co-protagonista de Leones por corderos, un drama bélico que se desarrollaba entre despachos, y, finalmente, en 2008 encontró el papel que le marcó el camino: el de Les Grossman en Tropic Thunder.
Aunque originalmente iba a hacer un simple cameo como el agente de Ben Stiller, Cruise propuso hacer de jefe de un estudio, y creó el personaje con su colega, haciendo lo que no habría hecho nunca antes: reírse de sí mismo. Se puso una calva, una barriga y definió a un personaje que era todo lo contrario a lo que había hecho hasta ese momento. Incómodo, basto, inapropiado. Se suponía que iba a ser una sorpresa para el público y desde DreamWorks prometieron que no se le utilizaría en el material promocional para que así el shock fuese mayor.
Sin embargo, en noviembre de 2007 un paparazzi consiguió las fotos y las colgó en Internet, provocando todo un río de noticias y reacciones: cada vez que aparecía en un sitio, el equipo legal de Cruise iba a denunciar, afirmando que “la apariencia del Señor Cruise se suponía que iba a ser una sorpresa para sus fans. Los paparazzi han arruinado la que debería haber sido un descubrimiento divertido para los espectadores”. Al final, la agencia acabó quitándola, pero el daño ya estaba hecho.
Tropic Thunder no solo fue un éxito entre público y crítica, sino que Cruise volvió a interpretar a Grossman en los MTV Awards de 2010, volviendo a ganarse, poco a poco, el favor de los cinéfilos. Aún tardaría un poco más, eso sí: cuando Misión Imposible Protocolo Fantasma se convirtió en un bombazo, en Paramount acabaron convencidos de no matar a Ethan Hunt y darle una nueva oportunidad. Y después, bueno, todos sabemos lo que pasó, ¿no? Pues quizá no habría sido posible sin el productor malhablado y desagradable definitivo.