El cineasta surcoreano presenta en el certamen su nuevo filme, una comedia negra sobre un hombre en el paro

Un hombre en el paro llega a la conclusión de que la única forma de aspirar a otro trabajo es eliminar a la competencia. Eliminar, pero no siendo mejores que ellos: eliminar, matándolos. Esa es la trama de No Other Choice, la nueva película del director surcoreano Park Chan-wook que compite por el León de Oro en el Festival de Venecia.
El cineasta, conocido por películas como Oldboy (2003), demuestra con No Other Choice que sigue evolucionando. “Su evolución ha sido impresionante”, afirma el crítico y ‘publisher’ de SensaCine Alejandro G. Calvo. Si Decision To Leave (2022), su anterior proyecto cinematográfico, era “la mejor película de su filmografía”, una en la que su estilismo “alcanza su grado máximo”, No Other Choice mantiene ese saber estético y narrativo del director.
Con No Other Choice, Park Chan-wook vuelve a sus primeras películas de venganza. “El concepto es una película de Ken Loach, pero muy violenta y muy divertida”, compara el crítico. “Es una película de temática social, una crítica al capitalismo“, añade. “Es como Los lunes al sol de Fernando León de Aranoa si el personaje de Javier Bardem se pusiera a matar a todos sus excompañeros de forma muy burra, muy loca y muy divertida”.
“Gente buena muy idiota haciendo cosas abominables”

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El director surcoreano, como ya hizo con La doncella (2016), adapta una novela estadounidense –The Ax de Donald Westlake– a la gran pantalla, pero trasladando la historia a su propia tierra. “Intermezcla muy bien el código genérico bruto” en un filme en el que “la violencia es muy violenta y el humor negro es negrísimo”.
En No Other Choice, Park Chan-wook lanza varios dilemas. “Todo se plantea como un drama de carácter social y familiar”, explica G. Calvo. “El hombre desempleado va a perder su casa, tiene que dar a los perros, empieza a ser un paria entre sus amigos y familia… Entonces, lo que le lleva a generar estos actos violentos es la pura desesperación y alienación”.
Como concluye el crítico: “Me recordaba a una historia de los hermanos Coen: gente buena muy idiota haciendo cosas abominables”.