JRR Tolkien nunca indicó exactamente cuánto tuvieron que andar en ‘El Hobbit’, pero, por suerte, ahora lo sabemos
Cuando pensamos en Star Wars, es inevitable hablar de cómo George Lucas fue modificando las películas clásicas a medida que iba haciendo nuevas entregas, pero no es el único autor de ciencia-ficción que hizo algo así: JRR Tolkien, cuando escribió El Hobbit en 1937, no imaginó que su mitología crecería después gracias a El señor de los anillos, y lanzó varias ediciones corrigiendo pequeñas cosas para que toda la narrativa tuviera coherencia. Seguramente no pensaba que años después de su muerte llegarían a hacer una trilogía de su pequeño librito, pero Peter Jackson fue a por todas.
Un viaje de ida y vuelta
Dado que a Tolkien le importaban muchas cosas, pero no las distancias en la Tierra Media, hay todo tipo de elucubraciones sobre los kilómetros que caminó Bilbo hasta llegar a la guarida de Smaug. Sin embargo, José Sarries en TikTok cuenta una de las narrativas más populares: sin parar, Bilbo hubiera tardado 13 días y 17 horas en recorrer la distancia entre la Comarca y la Montaña Solitaria, pero tardó la friolera de medio año. ¿Cómo es posible? ¿Y cuántos kilómetros había entre medias?
Hay que tener en cuenta que fueron secuestrados durante semanas por los elfos, descansaron en Rivendel, se enfrentaron a todo tipo de enemigos y, en general, tuvieron un viaje que se tomaron con relativa calma. Por ejemplo, en la primera parte, caminaron 640 kilómetros en 40 días, o lo que es lo mismo, 16 kilómetros al día, nada desdeñable para alguien que se ha pasado su vida metido en casa. De hecho, al final bajaron tanto el ritmo que los últimos 26 kilómetros (de subida, eso sí) los hicieron en 172 días. Con tranquilidad.
En total, Bilbo y los enanos caminaron 1582 kilómetros en medio año, o sea, unos 10 kilómetros al día. Bueno, según la perspectiva actual, al menos: es posible que Tolkien realmente estuviera pensando en distancias mucho más largas, quién sabe. Al final es como ir andando de Madrid a Roma o a Amsterdam: un ratito largo, sí, pero tampoco imposible. Ahora bien, sin anillos ni dragones, que quieras que no lo hace todo mucho más sencillo.