Ben Affleck y Josh Hartnett protagonizaron un famoso ‘blockbuster’ de guerra en 2001 que fue maltratado por la crítica, pero arrasó en taquilla
27 años después del estreno de Salvar al Soldado Ryan en 1998, el largometraje de Steven Spielberg sigue siendo considerado como una de las mejores y más realistas películas bélicas jamás realizadas. El filme, protagonizado por Tom Hanks, Tom Sizemore y Matt Damon, entre otros, recaudó más de 481 millones de dólares y ganó cinco premios Oscar: Mejor director, Mejor fotografía, Mejor sonido, Mejor montaje y Mejores efectos de sonido.
Curiosamente ese mismo año también se estrenó otra de las grandes películas bélicas de la historia, La delgada línea roja, que aunque tuvo una recaudación mucho menor, también fue objeto de excelentes críticas. Sin embargo, tres años más tarde, una superproducción que había puesto todos los recursos a su alcance para ser uno de los más potentes filmes de guerra de todos los tiempos no logró estar a la altura de ninguna de las anteriores.
Apodada por algunos como el “Titanic de las películas de guerra”, Pearl Harbour parecía tener todos los ingredientes para ser un éxito y lo consiguió, pero solo a nivel comercial. De hecho, aunque con el tiempo ha desarrollado una solida base de fans que la defienden, su acogida por parte de la crítica fue contundentemente negativa, como demuestra su puntuación de apenas 24% en Rotten Tomatoes.
En taquilla, Pearl Harbour fue una de las grandes protagonistas del año. Su director Michael Bay, un especialista en explosiones y escenas de acción épicas, creó una epopeya absolutamente impresionante con un presupuesto de más de 140 millones de dólares y sin duda logró atraer a los espectadores a las salas de cine: con casi 450 millones de dólares recaudados fue la sexta película más taquillera de 2001.
Sin embargo, la grandeza de la puesta en escena y de los recursos a su alcance no fueron suficiente para compensar las malas críticas hacia la falta de rigurosidad del filme, que daba más importancia a su triángulo amoroso que a brindar realismo al relato del que fuera uno de los más mortíferos episodios de la Segunda Guerra Mundial: la batalla de Pearl Harbour.
“La producción más cara de Hollywood hasta aquella fecha tenía como claro objetivo repetir la jugada perfecta de James Cameron con Titanic y, con suerte, conjugar un doble éxito económico y crítico con su propia recreación de un hecho histórico como gran marco para una historia de amor de tradición melodramática”, reflexiona Diana Albizu en su crítica de 1,5 estrellas para SensaCine. “El plan sólo salió bien a medias (es decir, en la parte económica) y Michael Bay demostró que lo peor que le podía pasar a su excesiva concepción del cine espectáculo era la inyección de trascendencia edulcorada con altas dosis de seriedad precocinada”.
Protagonizada por Ben Affleck, Josh Hartnett y Kate Beckinsale en la piel del trío de enamorados protagonistas, la película contaba con todo un elenco de estrellas que completaban Jennifer Garner, Jon Voight, Cuba Cooding Jr., Cary-Hiroyuki Tagawa y Alec Baldwin.
La historia nos presenta a Rafe McCawley (Affleck) y Danny Walker (Hartnett), amigos desde la infancia y dos brillantes pilotos de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos cuando la Segunda Guerra Mundial ha comenzado, pero Estados Unidos aún no ha entrado en hostilidades. Rafe se enamora de una joven enfermera llamada Evelyn Johnson (Beckinsale), pero mientras él es reclutado para luchar junto a los británicos, su amada y su amigo Danny son transferidos a la base estadounidense de Pearl Harbor, donde les llega la noticia de la trágica muerte de Rafe.
Al tiempo que comparten su dolor, entre ellos surge el amor. Cuando el 7 de diciembre de 1941 descubren que Rafe sigue vivo, el reencuentro y las explicaciones tendrán que posponerse: al mismo tiempo, casi 200 bombarderos japoneses aparecen en los cielos de Hawái para un ataque sorpresa.
Para Michael Bay, la producción de Pearl Harbor, de tres horas de duración, fue un reto inmenso: “Filmar combates aéreos, bombardeos de una potencia tan excepcional, quedará inevitablemente grabado en la memoria del equipo”, declaró el cineasta sobre una película que puede no ser una de las mejores películas de guerra, pero sí de las más espectaculares jamás realizadas.