No hay ninguna película como ‘Master & Commander’, y es gracias a su cuidado extremo
El 22 de julio de 1797, Horatio Nelson, uno de los comandantes ingleses más conocidos de su época, decidió dirigir la batalla de Santa Cruz de Tenerife en la que el ejército trató de luchar contra las Islas Canarias. Como adivinaréis, los españoles les vencimos y, de hecho, Nelson acabó perdiendo el brazo en la lucha. Cuentan, de hecho, que en medio de la refriega el médico llegó y el comandante dijo “Doctor, quiero librarme de este trozo de carne inútil”. Se lo cortó, lo tiró por la borda (a pesar de que el paciente quería conservarlo) y continuó luchando. Años después, esta historia sería vital en una película que marcó época: Master & Commander.
Mira, mamá, sin brazos
Hubo una época donde los ejecutivos de los estudios, en lugar de mirar el dinero inmediato o las franquicias más básicas, se dedicaban a hacer las películas que realmente deseaban. El arte, vaya. Tom Rothman, que a inicios de siglo era el CEO de 20th Century Fox, se obsesionó con las novelas navales de Patrick O’Brien y quiso adaptarlas a cualquier precio. De hecho, empezó a hacerlo en 1993, con John McTiernan como director, pero tuvo que esperar una década para que fuera Peter Weir quien finalmente llevara su proyecto personal a cabo.
El trabajo meticuloso es espectacular, sin un solo detalle que no esté basado en la vida real (más allá de la ficción propia de las novelas). Para ejemplificarlo, hay un detalle increíble: al principio de la película, cuando William Blakeney pierde el brazo, Jack Aubrey le regala un libro sobre Horatio Nelson… que también había perdido el brazo, como sabemos. Sin embargo, los paralelismos iban mucho más allá, porque se nota que Blakeney se empolló el libro a fondo.

Fox
Cerca del final, Aubrey y el resto de marinos se montan en el Acheron y le piden a Blakeney que se quede en el HMS Surprise. Sin embargo, les lleva la contraria y se monta en el barco… Igual que Nelson hizo en la batalla de Cabo San Vicente, donde saltó a la fama después de romper las reglas. Es decir, que Blakeney basa sus acciones en el libro que le regalan al inicio de la película. Tú dirás si mayor meticulosidad es posible.