Con su nueva película, un wéstern contemporáneo sobre la Estados Unidos de la pandemia, el cineasta jugó con el algoritmo y descubrió que es casi imposible contradecirlo. “No podías. Incluso aunque lo intentaras. Ciertas cosas no me llegaban”, cuenta
Durante la pandemia, Ari Aster se dio cuenta de dos cosas: habíamos alcanzado, como mundo, un punto límite y Twitter no era el mejor lugar en el que estar. De esas reflexiones y de un sentimiento anticipado de cataclismo surgió Eddington. “Quería hablar de la estructura de la realidad en esos momentos, de que nadie puede conectar con nadie y nadie se pone de acuerdo con lo que ha pasado”, cuenta el cineasta en SensaCine de forma virtual desde Nueva York. “Nació de un periodo que ya era tenso y que llegó a su punto de ebullición. Estaba claro que si seguíamos por ese camino iba a resultar en algo catastrófico”.
Eddington es un wéstern contemporáneo ambientado durante el verano de 2020 que busca reflejar la locura en la que Norteamérica se sumió durante la crisis del coronavirus. La historia transcurre en una pequeña ciudad de Nueva México, el estado en el que Aster nació, creció y vivió. En Eddington -nombre ficticio-, las elecciones están a la vuelta de la esquina y hay dos candidatos opuestos: el ‘sheriff’ Joe Cross al que da vida Joaquin Phoenix -el actor repite con Aster tras Beau tiene miedo (2023)- y el actual alcalde Ted Garcia, interpretado por Pedro Pascal. Las redes sociales, las teorías conspiranoicas, los agitadores anónimos y el movimiento Black Lives Matter iniciado tras el asesinato de George Floyd confluyen e impactan en las vidas de los protagonistas. Mientras ellos están enfrascados en todo este revoltijo que se antoja complejo de transitar, un centro de procesamiento de datos se está construyendo a las afueras de la ciudad.

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“La película, de alguna forma, nació de estar en Twitter y sentir que me iba a volver loco”, recuerda Aster, que se hizo un nombre tras los filmes de terror Hereditary (2018) y Midsommar (2019). Con Beau tiene miedo, el cineasta ya marcó una diferenciación en su filmografía. Eddington, con un elenco coral en el que también aparecen Emma Stone y Austin Butler, sigue en la estela de esta última. Para documentarse para ella, Aster jugó con el algoritmo de la red social que ahora está en manos del magnate Elon Musk y ha cambiado su nombre a X. Aster creó cuentas temporales anónimas en Twitter y las alimentó con, lo que él denomina, “diferentes mundos de información”. Se dio cuenta de algo muy interesante: una vez estás dentro de un espectro, es muy difícil salir de ahí. “Era casi imposible contradecir al algoritmo”, afirma.
Eddington’ nació de un periodo que ya era tenso y que llegó a su punto de ebullición. Estaba claro que si seguíamos por ese camino iba a resultar en algo catastrófico
Aster también creó perfiles de cada personaje clave del filme. “No lo hacía de forma aleatoria, pensaba en cada uno de los personajes relevantes y me metía en cada rincón de internet”, indica. “Eso fue muy muy útil porque descubrí que era imposible conseguir la información que otro perfil estaba obteniendo. No podías. Incluso aunque lo intentaras. Ciertas cosas no me llegaban”.
La investigación en Twitter fue importante, pero también acudir al lugar en el que transcurre Eddington. Aster, durante el proceso de reescritura del guion, viajó por el estado de Nuevo México y se reunió con sheriffs, alcaldes, jefes de policía y funcionarios. Habló con ellos sobre sus experiencias durante la pandemia y sus vivencias en el territorio. “Es un estado muy interesante porque es un estado azul [demócrata], pero la mayoría de las pequeñas ciudades son rojas [republicanas], y la gobernadora [Michelle Lujan Grisham] es una figura controvertida y la gente tenía muchas cosas que decir ante cualquier pregunta que pudiera hacer“, explica. “Eso ayudó a que la película se alejara de mí y conocí a muchas personas que funcionaron, creo, como modelos para muchos personajes”.
Una distracción de lo que de verdad importa

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Eddington es un reducto de nuestro mundo, uno en el que nadie se pone de acuerdo en nada. Hay gente de izquierdas y de derechas. Hay personas con mucho entusiasmo en el activismo y otras que se involucran en él por la imagen. Hay rumores que tardan en ser confirmados o desmentidos. Hay conspiraciones y líderes sectarios. De lo que también hay mucho en Eddington son teléfonos móviles conectados a internet. Smartphones que funcionan como armas: te graban haciendo lo que no se debe y ya está. Se acabó. La imagen es demasiado importante y puede destruirse a golpe de publicación.
“Los móviles son como un arma”, reconoce Aster. “Si quieres ser relevante en este sistema tienes que estar en internet y tienes que hacerte visible, pero si te haces visible de la forma incorrecta, dices lo incorrecto o haces lo incorrecto, estás acabado. Es un sistema muy arriesgado”. Los personajes de Phoenix y Pascal -sobre todo el primero-, utilizan las redes para favorecer la campaña electoral a su antojo. Una acusación de violación por aquí, una firma de contratos por allá y demagogia por todos lados.
En realidad, en Eddington nadie conoce a nadie. “Tenemos acceso a todas las personas del mundo, a los pensamientos de todo el mundo, pero en realidad estamos completamente aislados y no conocemos a nadie y ellos no nos conocen a nosotros”, reflexiona el cineasta. “Somos incognoscibles y todos los demás son incognoscibles”. Y, claro, estar tan presente también tiene sus consecuencias. “Para ser un éxito en este mundo, tienes que ser lo más visible posible e intentar alcanzar a tanta gente como puedas y, a cuanta más gente alcanzas, más enemigos haces”.

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Aster, en el momento más extremo de Eddington, hace una metáfora de lo que es internet. Sin contar demasiado: el personaje de Phoenix es perseguido por un grupo de hombres violentos y enmascarados que no sabemos ni de dónde vienen ni quiénes son. “Son hombres anónimos a los que no tenemos acceso”, explica el director. “Eso es como internet, ¿verdad?”.
Para ser un éxito en este mundo, tienes que ser lo más visible posible e intentar alcanzar a tanta gente como puedas y, a cuanta más gente alcanzas, más enemigos haces
Puede que con todo el alboroto de lo que ocurre en Eddington te hayas olvidado de la parte más importante: hay un centro de datos construyéndose a las afueras de la ciudad. ¿Es la película un aviso sobre la inteligencia artificial como un nuevo nivel de amenaza? “Lo es”, reconoce Aster. “Eddington es sobre gente pasando por una crisis, que es el COVID, mientras otra crisis está incubando sin su atención. No es que esté ocurriendo sin que lo sepan, en realidad la gente habla sobre ello en la película, pero lo pierden de vista de forma muy fácil y, de forma muy fácil, se les distrae de eso”, señala.
Eddington, que es ambigua con sus personajes de diferentes ideologías y no toma partido por unos o por otros, no ha sentado bien a ciertas personas. “Hay mucha gente que se ha molestado por la película porque creo que no les gusta cómo se tratan ciertas identidades y la gente está muy comprometida con su identidad. Las identidades de las personas, ahora mismo, son muy importantes. Mi identidad es todo para mí. Sin ella, ¿qué soy?”, afirma. Para Aster, esta controversia es como las redes sociales en Eddington: es una distracción de lo que de verdad quiere subrayar: “Es un poco un cebo que ha tenido la película. La película trata, sobre todas las cosas, sobre un centro de datos a las afueras de la ciudad. Sus propósitos son, deliberadamente, misteriosos”.