La película está protagonizada por Julio Peña en la piel de Miguel de Cervantes y se estrena este viernes 12 de septiembre en cines. Le acompañan Alessandro Borghi, Fernando Tejero y Miguel Rellán, entre otros

Han pasado seis años desde que Alejandro Amenábar estrenó su última película, Mientras dure la guerra, en cines, pero ya entonces estaba trabajando en un ambicioso proyecto que tenía en su centro a una de las más importantes de la literatura española y universal: Miguel de Cervantes, autor de Don Quijote de la Mancha. Una película centrada en una etapa de la vida del escritor a menudo desconocida pero clave en tanto en su vida como en su obra que le presenta como una figura absolutamente fascinante.
De hecho, puedo decir que, después de ver El cautivo, estoy obsesionada con Miguel de Cervantes.
La película, protagonizada por Julio Peña en la piel del literato junto a Alessandro Borghi, Fernando Tejero, Miguel Rellán, Luis Callejo, José Manuel Poga y Roberto Álamo, entre otros, se estrena este viernes 12 de septiembre en las salas de cine españolas.
Además de ser Don Quijote de la Mancha una obra de obligada lectura, de Cervantes siempre nos contaban que perdió una mano en la Batalla de Lepanto -aunque realmente no era manco, sino que recibió unos disparos en el brazo que le hicieron perder la movilidad de forma permanente- y que fue durante su estancia en la cárcel cuando empezó a idear la obra con la que pasaría a la historia. Sin embargo, la vida de Miguel de Cervantes fue una montaña rusa repleta de episodios y experiencias turbulentas que luego plasmaría en su obra.
Nacido en 1547 en Alcalá de Henares (Madrid) y fallecido en 1616 a la edad de 68 años, de la personalidad de Cervantes solo sabemos lo que cuentan los testimonios sobre su vida. “Mi opinión personal es que estamos ante un hombre de fuerte carácter, sabedor de su valía y que, como nos dice en el brevísimo prólogo del Viaje del Parnaso, no quiere ir mendigando poemas a nadie”, describía el experto en el escritor y autor se su biografía Cervantes en el tapiz.
Más allá de la Batalla de Lepanto
Alejandro Amenábar, a través de una exhaustiva investigación, nos adentra en la vida de Miguel de Cervantes durante un periodo cuyos pormenores son a menudo menos conocidos, pero que fue absolutamente clave en su vida y su obra posterior: el cautiverio durante cinco años en Argel, después de que el barco en el que viajaba desde Nápoles fuera secuestrado por corsarios argelinos.
Con un precio de rescate muy elevado desde el primer momento, Cervantes no tenía muchas opciones para conseguir su libertad, así que acabaría liderando una serie de intentos de fuga del lugar. Durante su cautiverio, el autor se relacionó con diversas figuras históricas que aparecen la película y a través de cuyos testimonios pudimos conocer mucho mejor a Cervantes -como Antonio de Sosa (Miguel Rellán) o Blanco de Paz (Fernando Tejero)-, y su experiencia en el lugar inspiró muchas de sus obras, como Los baños de Argel o el propio Don Quijote de la Mancha.
En su película, Amenábar construye a un Cervantes imaginativo, proactivo, ingenioso y muy valiente, que, adelantando su futuro como gran precursor de la novela moderna, ameniza el cautiverio a sus compañeros con sus historias, pero también el día a día de su captor, Hasán Bajá (Borgui), con quien establece un vínculo muy especial. Además, Amenábar no tiene miedo a abordar la teoría de los gustos sexuales del escritor o de que podría haber mantenido relaciones homosexuales y que ha sido y sigue siendo objeto de debate durante años.
Sus relaciones personales durante su cautiverio en Argel, sus intentos de fuga, todo lo que rodeó a su liberación y rescate e incluso su regreso posterior están rodeados de mitos y construcciones que, tras ver la película, probablemente adorarás descubrir y leer, pero el guion de Alejandro Amenábar -que funciona como hombre orquesta en esta película y también se ha encargado de componer la banda sonora- está perfectamente construido y argumentado y funciona como una cautivadora e interesante película de aventuras en la que un joven creativo y soñador es capaz de exprimir cada momento de su vida y experiencias incluso en el más amenazante y peor escenario posible.
Suman enteros las interpretaciones de unos actores entregados y una puesta en escena en la que el director no pierde oportunidad de mostrar su compromiso y gran detallismo a través de una representación fiel a la época. Y más enteros aún su potencial de que, tras salir del cine, nos muramos de ganas por seguir leyendo y descubriendo a Cervantes.