Empezó en el papel más secundario posible, pero acabó convirtiéndose en una estrella de las que ya casi no existen
Antes de que Avatar llegara para arrasar con todo y que los cines se vieran obligados a invertir en proyectores en tres dimensiones, Robert Rodríguez ya revolucionó la taquilla (a mucha menor escala) en 2003, cuando se estrenó Spy Kids 3D, que costó tan solo 38 millones de dólares, estaba repleta de estrellas (como Antonio Banderas, Sylvester Stallone, Danny Trejo, Alan Cumming, Salma Hayek, Steve Buscemi, George Clooney, Elijah Wood o Bill Paxton) y acabó recaudando 197 millones. Beneficios a cholón.
Un espía guapísimo
Entre los actores infantiles (donde también se encontraba Selena Gómez), había un joven que apenas tenía una escena en la película como “chico con los dedos largos”: un tal Glen Powell, que años después calificó la experiencia como uno de los mejores días de su vida. “Nunca olvidaré ese momento. Tenía 13 años. Rodé mi parte y luego pasé el rato detrás de las cámaras. Todo el equipo tenía los trabajos más interesantes del planeta. Hacías amigos sin parar en el rodaje, y Spy Kids 3D era como nuestro Dune“.
Powell tardó cuatro años más en conseguir un papel, pero antes de entrar en la universidad hizo El gran debate junto a Denzel Washington, al que se unió una caterva de papeles secundarios e incluso terciarios mientras se sentaba a esperar el momento en el que, efectivamente, saltara a la fama. Si es que llegaba. No pasaba nada en su vida más allá de papeles episódicos o cortos en películas como El caballero oscuro: La leyenda renace o Los mercenarios 3, donde por primera vez tuvo una oportunidad más grande.
El resto ya os lo sabéis: consiguió uno de los papeles principales de la fantástica Scream Queens y el público general le conoció de verdad y a lo grande en Top Gun: Maverick, lo que para muchos fue un signo de que Tom Cruise le consideraba su heredero. Desde entonces, ha hecho de todo, y siempre con éxito, desde Cualquiera menos tú hasta Twisters. Incluso hay quien rumorea que será la nueva cara tras Misión Imposible, pero claro, saberlo con certeza sí que sería una misión imposible.