
A veces, rechazar es ganar. Y si no, que se lo digan a Jason Weaver, voz del joven Simba en El rey león
Los contratos, a veces, pueden provocar serios dilemas en quien los firma. Y si no, que se lo pregunten a Jason Weaver, cuyo trabajo más reconocido a nivel mundial fue el poner voz a un jovencito Simba en la película El rey león (1994) de Disney. Concretamente, podemos escucharle cantando las canciones ‘I Just Can’t Wait to Be King’ y ‘Hakuna Matata’.
Pues bien, en el contrato, Disney hizo lo habitual: o cobrar un fijo determinado o una cantidad más baja más un porcentaje sobre los derechos de autor. Siguiendo el consejo de su madre, rechazó los 2 millones de dólares y acepto la bajísima -en comparación- cantidad de 100.000. La jugada, sin embargo, le salió tremendamente redonda.
¿2 millones de dólares por adelantado o 100.000 más regalías?
Y es que, a la postre, la banda sonora de El rey león es, junto a la de La Sirenita y La bella y la bestia, se ha convertido en una de las más exitosas en la historia de la casa. ¿Qué habrías hecho tú, 2 millones de dólares por adelantado o 100.000 más regalías? No es algo sencillo de asimilar. Tener en mano, en el momento, dos millones de dólares puede ser mucho más goloso que la incertidumbre de ver cómo irá en el futuro la banda sonora. Weaver le hizo caso a su madre y los rechazó. ¿Había hecho bien?
Hay que añadir, además, que dos millones de dólares en 1994 tenían muchísimo más valor que ahora en 2025. Ajustando a la inflación, en lugar de dos, es como si le hubiesen ofrecido 4 millones, y aún así, los rechazó por las regalías. A día de hoy, y desde que la banda sonora se publicó, Weaver sigue recibiendo dinero en su cuenta corriente. El actor y cantante ha ido generando ingresos pasivos -además de esos 100.000 dólares- durante más de 30 años. Seguramente, si los contáramos todos, serían mucho más que esos dos (o cuatro, ajustados a la inflación) millones de dólares.
Se estima que en las últimas tres décadas ha ganado entre los 3 y los 5 millones de dólares y, mientras viva, él seguirá recibiendo cheques regularmente… y agradeciéndole a su madre uno de los mejores consejos que le hayan dado nunca. ¡Las madres son sabias!