Fue uno de sus papeles más memorables y recurrentes, aunque lo hiciese a menudo por terribles motivos

Muchos actores se encasillas sin que puedan remediarlo, aunque pueden encontrar disfrute en moverse en determinados tipos de roles. Le gustase más o menos, Christopher Lee encontró un buen filón siendo un villano en múltiples sagas como James Bond o El señor de los anillos, aunque la inmortalidad la alcanzó primero siendo Drácula.
Cuando la Hammer Productions decidió hacer sus remakes de todos los monstruos clásicos, el famoso vampiro era uno que no podía faltar. Aunque primero contaron con Lee para ser el monstruo de Frankenstein, recibiendo el papel casi al instante en la sesión de casting. Fue lo bastante convincente para acabar siendo el conde, haciendo a la inversa el camino que ya recorrió Bela Lugosi en las primeras película de monstruos de Universal al interpretar ambos papeles.
Un rol maldito
Fue esta versión de Drácula la que realmente lanzó a la Hammer y coronó a Lee como interprete soberbio. El tiempo colocó a su interpretación como una de las mejores del cine británico, y llevó al actor a tomar más roles de vampiros en otras producciones. Fue el conde para otras tres productoras distintas aparte de la Hammer, incluyendo una donde hacía una parodia, pero fue con este estudio donde más veces dio vida al vampiro.
No fue, eso sí, una decisión que realmente le agradase. En su segunda película para la Hammer no tuvo líneas de diálogos, algo que las leyendas urbanas atribuyen a una negativa del actor a recitar lo que consideraba material pobre. Lee siguió apareciendo en secuelas posteriores a pesar de que cada vez tenía más tiranteces con el estudio. Christopher no quería hacer más películas, sobre todo porque no le pagaban lo que consideraba justo.
Sin embargo, acaba aceptando una y otra vez por lo que consideraba un chantaje puro y duro. Jimmy Carreras, presidente de la Hammer, le llamaba diciéndole que tenía que aceptar, que ya había vendido los derechos internacionales en base a su aparición, y que si se negaba mucha gente se iba a quedar sin trabajo. Ante esa presión, Lee se veía obligado a aceptar una y otra vez para no dejar sin sustento ni comida a muchos de los trabajadores base de las producciones. A pesar de que hizo el papel completamente suyo, su relación con el mismo tuvo sus propias sombras.
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