
En junio de 2023 dio la vuelta al mundo la noticia de cómo el Titán, un buque sumergible de la empresa turística OceanGate que proporcionaba viajes para ver los restos del Titanic, implosionó en pleno mar. El accidente se cobró las vidas de los cinco ocupantes, y de ahí derivo una profunda investigación lo sucedido en búsqueda de responsabilidades.
La guardia costera estadounidense realizó un proceso exhaustivo, con procedimientos judiciales extensos que indagaron en fallos de ingeniería, así como en las pruebas y protocolos de seguridad. Para llegar al fondo del asunto se hablaron con los componentes de la empresa, así como con múltiples expertos en materia marítima que se intentaron mantener en el anonimato para evitar presiones externas.
Cameron, el cazafantasmas
No obstante, al revelarse los resultados de su investigación, la asociación de seguridad en el transporte marítimo desveló por accidente a uno de los expertos convocados para evaluar los fallos que derivaron en el Titangate. Al preguntar a esta eminencia sobre cómo empezó a estudiar las operaciones sumergibles como las que terminaron haciendo en esta empresa turística, la persona respondió: “Bueno, seguro que está usted familiarizado con mi película Titanic”.
Sí, al propio James Cameron no se le escapó la oportunidad de presumir de toda la investigación que realizó él mismo en torno al desastre original y a los métodos de inmersión marítima para descubrir restos con el objetivo de conocer al detalle lo sucedido y hacer una mejor película. Cuando se produjo el desastre, muchos invocaron el nombre del director, que no dudó en dar su opinión en programas señalando que desde hace tiempo señaló los potenciales problemas de la empresa.
Cuando se dio inicio a la investigación, el propio cineasta se ofreció para hablar en el procedimiento para compartir su conocimiento y hallazgos sobre la compañía. “¿Por qué escuchar a un científico? Francamente, creo que les ha salido el tiro por la culata y no quieren opiniones ajenas” contó a 60 Minutes Australia en su momento. Pero finalmente si contaron con él, haciendo de Cameron un experto oficial al que hay que llamar cuando hay una catástrofe marina.
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