
La actriz ha mantenido un perfil más bajo en los últimos años, pero ahora está a punto de estrenar una nueva película que coprotagoniza junto a Robert Pattinson
Hace unos meses debutó en el Festival de Cine de Cannes, pero ahora la esperada película protagonizada por Jennifer Lawrence y Robert Pattinson -otrora intérpretes que levantaban pasiones entre el público adolescente-, Die, My Love, está a punto de ver la luz en las salas de cine comerciales, dos años después de Sin malos rollos, la última película estrenada en salas de la actriz. Dirigida por Lynne Ramsay, la película se estrena en España el 21 de noviembre.
La entrega de Jennifer Lawrence a su papel en esta película fue descrito por el crítico Alejandro G. Calvo como “absoluta, brutal, alucinante y visceral”, en una de las apuestas más arriesgadas de su carrera. Lawrence, que hace unos años se tomó un descanso y pasó unos años alejada de Hollywood, tiene ahora otra serie de proyectos en marcha en los que estamos deseando verla, al tiempo que trabaja en su faceta como productora.
A sus 35 años, Jennifer Lawrence ha evolucionado como actriz y madurado como persona, reconociendo en una entrevista con The New Yorker cómo se siente cuando observa las entrevistas que daba en el momento de mayor éxito de su carrera.
Aunque ahora hace un tiempo que tiene un perfil más bajo, ahora ya hace algo más de una década era una de las actrices en auge, con una prometedora carrera por delante. Se dio a conocer con Winter’s Bone en 2010, por la que se convirtió en la segunda actriz más joven en ser nominada al Oscar, e inmediatamente después llegaron sus primeros blockbuster con su fichaje por X-Men y principalmente como la protagonista de la exitosa saga Los Juegos del Hambre. Asimismo, en 2014 ganó el Oscar por El lado bueno de las cosas y luego volvió a estar nominada en 2014 y 2016 por La gran estafa americana y Joy.
El talento de la actriz era indiscutible, mientras que, su imagen a nivel personal la dibujaba como una joven sin complejos, alocada y sin pelos en la lengua.
“Veo esas entrevistas y esa persona es molesta”, asegura la actriz sobre cómo se ve en las entrevistas a lo largo de la década de 2010. “Entiendo por qué ver a esa persona en todas partes sería molesto. La imitación que Ariana Grande hizo de mí en SNL fue perfecta”.
Me sentí -no me sentí, lo era, creo- rechazada, no por mis películas, ni por mi postura política, sino por mí misma, por mi personalidad
“Es, o era, mi personalidad genuina, pero también era un mecanismo de defensa”, explica en respuesta a la idea de que algunas personas pensaban que estaba fingiendo su imagen de “chica guay”. “Así que era un mecanismo de defensa, simplemente decir: ‘¡Yo no soy así! ¡Me cago en los pantalones todos los días!'”.