‘Risky Business’ fue su primera gran oportunidad, y no estaba dispuesto a tirarla por el retrete por unos cuantos kilos de más. Paul Brickman tenía la solución para tener la cara perfecta en muy poco tiempo.
Cuando Tom Cruise consiguió el papel principal en Risky Business, no sabía que iba a cambiar su vida para siempre. De hecho, estuvo a punto de no conseguirlo porque antes del casting, el director, Paul Brickman, vio Taps y, al comprobar la imagen psicópata de Cruise, pensó que estaría mejor en películas como Amityville III. La primera impresión en persona no fue mejor: el actor estaba rodando Rebeldes y apareció en el despacho con la chaqueta de cuero, los dientes rotos y el pelo grasiento, hablando en acento de Oklahoma. De alguna manera, Brickman acabó confiando en él… y Cruise decidió darlo todo.
Cruisy Business
Solo había un pequeño problema con el casting: pese a tener 20 años en el rodaje, el actor no tenía esa cara de adolescente que el papel necesitaba, y Brickman necesitaba un actor que pudiera pasar por menor de edad. ¿Qué hicieron los productores? Un programa en dos pasos: primero, le obligaron a hacer ejercicio sin parar, siete días a la semana, hasta perder cinco kilos. Y entonces, parar inmediatamente y ponerse a comer comida basura extremadamente calórica y grasienta.
¿El resultado? Ganó una capa de grasa muy rápido y consiguió el look que tiene en la película. ¿Se puede considerar acaso su primer papel de riesgo? Bueno, la verdad es que sí, pero no por perder peso, sino porque empezó a salir con Rebecca De Mornay, tres años mayor que él, durante el rodaje… Y ella tenía a su novio, Harry Dean Stanton, junto a ella. Por suerte, no le llegó a partir la cara a Cruise, ¡con lo que se la habían trabajado!
Tom Cruise
Nuestro protagonista consiguió su primera nominación al Globo de Oro con Risky Business, y a partir de aquí cimentó su leyenda… Y, como todos sabemos, acabó dejando a De Mornay para irse con Mimi Rogers y, de rebote, entrar en la Cienciología. Quizá no fue la mejor idea, Tom.