Más de tres décadas después tuvo una secuela bastante apañada que sorprendió cuando nadie esperaba nada de ella
Tim Burton comenzó su carrera como director por todo lo alto. Se estrenó en 1985 con La gran aventura de Pee-wee, que resultó lo suficientemente rentable como para que Warner Bros. creyera en él y le encargara más proyectos. Su segundo largometraje ya tenía su sello inconfundible y, 37 años después, sigue siendo una película de culto que ha aguantado muy bien el paso del tiempo. Hablamos de Bitelchús, la fascinante historia del bioexorcista y la familia Deetz.
Lo curioso es que, en realidad, Burton no quería desarrollar Bitelchús en aquel momento. Su sueño era realizar su propia versión de Batman, cosa que consiguió poco después. Por suerte, Michael McDowell y Larry Wilson escribieron un guion que entusiasmó al director y, a pesar de las reticencias de muchos para creer en una historia que veían demasiado extraña, terminó teniendo un repartazo compuesto por Michael Keaton, Alec Baldwin, Geena Davis, Catherine O’Hara y Winona Ryder. Se estrenó el 30 de marzo de 1988 y fue un éxito.
Un exorcista para echar a los vivos
En caso de que no la hayas visto, Bitelchús empieza cuando el matrimonio formado por Adam y Barbara Maitland sufre un accidente de coche, mueren y quedan atrapados para siempre en su casa de campo. Tiempo después, la casa se vende a una familia y ellos son testigos de cómo los Deetz echan abajo todo lo que habían construido. Desesperados, buscan ayuda en Bitelchús, un bioexorcista experto en echar a los humanos.
Sin embargo, la hija adolescente de la familia, Lydia, es capaz de verlos y entabla una bonita relación con ellos mientras intenta huir de su padre y su madre, quienes no logran entenderla.
Warner Bros.
La película recaudó 84 millones de todo el mundo, lo que para un presupuesto de 15 millones es un grato resultado. También fue su carta blanca dentro de Warner Bros. y por lo que pudo hacer Batman. Para su versión del Hombre Murciélago, Burton volvió a confiar en Michael Keaton después de que se lo presentaran para interpretar a Bitelchús. El director no conocía su trabajo, pero después de colaborar con él decidió volver a confiar en su talento. ´
Aunque no entrara en sus planes, Bitelchús ha terminado siendo una película clave en la adolescencia de muchos y en la filmografía de Tim Burton -y de sus actores protagonistas-. Al fin y al cabo tiene imágenes icónicas, como cuando los personajes de Alec Baldwin y Geena Davis se deforman la cara en un intento por asustar a los vivos o la sala de espera del más allá, llena de personajes icónicos, comenzando por la cabeza reducida.
Los segmentos de ‘stop motion’, el maquillaje con prótesis o las marionetas son las señas de identidad de Burton -aunque últimamente haya optado por el CGI, para desgracia de los espectadores- y en esta cinta están en su máximo esplendor. Más de tres décadas más tarde, y tas muchos años de avisos, el director se atrevió a estrenar Bitelchús Bitelchús, una segunda parte en la que no confiábamos del todo pero que le salió bastante decente.
Si nunca le habías dado una oportunidad, puedes echarle un vistazo en HBO. Si prefieres otra cosa, échale un vistazo a los estrenos destacados de esta semana en ‘streaming’.