Las hermanas Wachowski son masacradas casi sistemáticamente por la crítica, pero el paso del tiempo les da la razón
A comienzos de los 2000, las hermanas Wachowski tenían las puertas de Hollywood abiertas después de haber estrenado Matrix en 1999, una película que recaudó 460 millones de dólares y que cambió para siempre el cine de ciencia ficción. Los estudios querían hacer algo con ellas y su imaginación, pero resultó que eran demasiado innovadoras y pioneras como para tener éxito comercial y, desde entonces, hay una especie de losa que las ha acompañado y que hace que solo sean valoradas hasta años después de estrenar sus películas.
Uno de sus fracasos más reivindicados es el de Speed Racer, una película deportiva con toques de humor que vio la luz en 2008 y que terminó costándole al estudio 200 millones de dólares. Además del batacazo en taquilla, fue nominada a los Razzies y recibió duras críticas. A pesar de ello, un número fiel de seguidores se mantuvo firme en su defensa y ahora, casi 20 años después, siguen diciendo que la producción merece mucho la pena.
Como suele ser habitual en el cine de las cineastas, se inspiraron en un anime para hacer el largometraje. En concreto, en Mach GoGoGo, de Tatsuo Yoshida. La historia gira en torno a un piloto de automóviles de 18 años que lleva este deporte en la sangre. Su familia dirige Racer Motors, en la que también participan su hermano Spritle, su mascota y hasta su novia Trixie. Hace unos años, su hermano Rex falleció en un rally muy peligroso y ahora él debe seguir sus pasos.
Warner Bros.
El proyecto llevaba varios años en desarrollo cuando las Wachowski entraron en juego ya en el 2006. En un principio fue su intento de llegar a un público familiar más amplio, pero terminó convirtiéndose en la excusa perfecta para dar rienda suelta a su creatividad y se pusieron a experimentar con todo tipo de influencias artísticas, tanto para la narración como para la parte visual. Un ejemplo: los cortes clásicos entre escenas les parecían muy aburridos, así que inventaron sus propias transiciones. “Dijimos: ‘¿Por qué hay que usar cortes? Queremos hacer secuencias que sean como frases continuas, frases de flujo de conciencia que no empiecen y terminen con el corte convencional, que sean simplemente collages montados y que fluyan…”, declararon en una entrevista con HitFix.
Ya te puedes imaginar cómo es el resto de la cinta. Una explosión de referencias pop, novelas modernistas y hasta algo que llamaron “fotoanime optimista”, que sacaron de proyectos como Tron (1982), Akira (1988) y Tarzán (1999). Ante esta arriesgada propuesta, el público respondió un poco de aquella manera. Y la crítica también, llegando a ser definida como “desastre cinematográfico” por Variety.
Los resultados en taquilla estuvieron muy por debajo de las expectativas del estudio y, según datos de BombReport, hizo perder a Warner Bros. y Village Roadshow más de 100 millones de dólares. Por suerte, el paso del tiempo ha cambiado la perspectiva de muchos y Speed Racer se ha ganado el cariño de muchos. Medios como Jalopnik le dedican todo un tema a por qué “podría ser la película más importante del siglo XXI” y que, aunque no te guste o valoraras la propuesta en su momento, hay que reconocer que es algo diferente al resto de estrenos. “Es una carta de amor al mundo, al arte de crear arte y a la narrativa audaz y dramática”, aseguran.
¿Quieres darle una oportunidad? Está disponible para ver en Netflix.