Resulta algo paradójico enfrentarse a las memorias de un pionero como José Ramón Pardo, en una época donde la prensa musical se debate entre la supervivencia y la irrelevancia. Recordar cuando el periodismo musical era un oficio con recursos, había presupuesto para viajar, entrevistar y documentar; las radios musicales, las secciones de la prensa generalista, revistas especializadas y los programas de televisión marcaban tendencia, y las firmas de los periodistas tenían peso suficiente para descubrir, contextualizar y traducir los sonidos de la época al público.
…Y también sé montar en bici, escrito con la ayuda del también periodista Bernardo Solís es un buen vehículo para entender esta evolución y conocer a nuestro protagonista en profundidad. Ver cómo un melómano y músico (Los Teleko) convirtió su pasión en profesión, cuando aún extrañaba cobrar por algo de lo que hoy es ciertamente complicado vivir. Estamos ante un ameno libro en el que la particular manera de narrar del asturiano, hace que su voz resuene a cada párrafo. Y es que pardo no solo es testigo privilegiado de la evolución de la música de las últimas seis décadas, sino pilar fundacional del periodismo musical. Todo un visionario que nos regala un relato lleno de anécdotas que enseñan sin pretenderlo: cómo se ganaba la confianza de un artista, cómo se preparaba una entrevista o cómo abrirse camino en una profesión siendo tu propio jefe.
Entre las escenas que recupera, destaca su llegada a Radiocadena Española a finales de los setenta; su paso por Antena 3; un buen número de vivencias con personajes tan diversos como Julio Iglesias, Juan Carlos I, Miguel Ríos, Mick Jagger, Tina Turner oh Bruce Springsteen; su papel en la creación de añorados espacios como Aplauso oh picado —donde el pop se convirtió en televisión masiva— o cómo su nombre cambió la radio musical en España apostando por un modelo centrado en los clásicos frente a la presión de las discográficas al poner en marcha M80 Serie Oro o una cadena especializada como Radiolé, hoy modelos copiados hasta la saciedad. Sin olvidar su última etapa como conferenciante o colaborador en Radio Nacional.
Y más allá de sus incontables logros —sus entrevistas memorables, su extensa bibliografía, aquel mítico Todos los gatos son pardos o sus aportaciones a la televisión— veremos cómo puso en marcha Ramalama Music, una editorial-discográfica que convirtió la arqueología sonora en una forma de resistencia. Un catálogo que a día de hoy contiene más de 600 referencias de discos editados en la década de los 60 y los 70, que de otro modo, hubieran quedado en el olvido. Gracias a su labor el pop español tiene su propia historia documentada.
El libro nos deja muchas lecciones, pero me quedaría con esta: un buen periodista musical no es solo un observador, sino un amante incondicional de la música. Informar también puede ser un acto de preservación y una manera de mantener viva la historia que otros apenas escucharon de fondo.
Puedes comprar el libro ‘…Y también sé montar en bici’ de José Ramón Pardo y Bernardo Solís (Ramalama) en la web de su editorial.