En 1994 fue el año en el que Tortuga debutaron con un disco que estaría aparejado a lo que el crítico y teórico musical Simón Reynolds denominaría post-rock. Una etiqueta que el autor de Retromanía usaría, a partir de ese momento, para referirse a esos grupos emergentes nacidos en el Reino Unido que usaban la instrumentación típica del rock (guitarra-bajo-bateria) para propósitos alejados de los riffs, y las armonías normativas del rock más en boga. El uso de la electrónica (MIDI, sampler, secuenciadores…) permitió que grupos como Cochecito, estereolaboratorio oh Psicosis de corteza experimentaran con las texturas, la tímbrica y la cromática de los sonidos. Un nuevo viraje en el que se hibridaron poliritmos, una casi ausencia de guitarras, electrónica y minimalismo estadounidense, es lo que demostrarían los Tortuga desde ese seminal debut y que fueron adaptando a lo largo de su carrera.
La obra del grupo de Chicago, a pesar de sus altibajos, mantiene una coherencia sin parangón. Sus sonidos transitan entre la abstracción, la maestría con la que juegan con materiales del todo reconocibles como el krautrock, la herencia de Brian Enoo el dub. Se les ha criticado en más de una ocasión de inmovilismo, de crear música que parece más una estructura-objeto de gran complejidad pero con falta de “alma”, pero si uno agudiza el oído se encuentra con más de una sorpresa. El carácter distintivo de Tortuga siempre ha estado anclado en el rock (sus entrevistas dejan claro la influencias del hardcore y de Steve Albini), y en cierta manera es como una evolución de las ideas heredadas de los PILA del Caja Metálica llevadas por senderos misteriosos, y por momentos escurridizos. Música en tránsito, música que resignifica los principios básicos del rock con músicos que les encanta entrar en un estudio para indagar en las posibilidades del sonido. Con la llegada de las nuevas tecnologías, la banda ha ido acomodando su sonoridad a las infinitas posibilidades de la edición, de la paleta cromática de los bucles y los sintetizadores.
Llegados a este punto, y tras nueve años sin editar disco, regresa la banda que, en mayor o menor medida, siempre ha estado desde el principio: y britney, Juan Herndon, douglas McCombs, John McEntirey Jeff Parker son músicos experimentados, y juntos conforman una maquinaria perfectamente sincronizada. Tocar (Internacional Himno2025) es un gran disco, que además, para quien esto escribe, ha permitido descubrir al artista danés Pata Grabowski que ha diseñado la portada del disco. Un precioso collage a modo de escorpión que rodea la silueta fantasmal de la cara de una persona que sirve de espejo en donde se puede reflejar la música que contiene estos hechizantes diez nuevos temas.
El inicio con “Vexations” transcurre entre el trote rock de una guitarra rugosa a la que se yuxtapone otra que rememora los aires surf a la manera de Los tornados mientras la electrónica se imbrica en expectantes bucles que nos acercan a los tempos repetitivos de Fausto. La hermosa “Layered Presense” hace uso de la marimba recordando a los entramados rítmicos de perro lunar e incluido parche de harryy una guitarra prog que va urdiendo una trazado inesperado. La misma complejidad rítmica sacude “Trabajos y días”, con una sección de percusión que arrastra a la melodía hacia terrenos lounge, pero los ritmos son esquivos, se quiebran y crean laberínticas posibilidades de ejecución. La impronta synthpop de “Elka” progresa a través de oscilaciones que remiten tanto a Kraftwerk como la versentirmientras que en “Promenade à Deux” y “Rated OG” vibráfonos y cuerdas sostienen unas solemnes piezas de orfebrería, para después “Axial Seamount” regresar a los cimbreantes cadencias del krautrock en donde ecos de evangelis, Popol Vuh y Poder se dan la mano. Aires jazzísticos mecen “A Title Comes” con la espléndida aportación a la guitarra de parker. “Oganesson” sucumbe a ritmos repetitivos, angulosos, con requiebros jazzísticos, hasta llegar al final con “Night Gang”, una pieza en la que hay ecos a Phil Spector, manuel Göttschingy acontece sobre un paisajismo fronterizo y arenoso en donde perderse.
Escucha Tortoise – Touch
(el disco ya está disponible en su edición física y llega a plataformas el 11 de noviembre)