Todo el mundo se acuerda de su papel en ‘Hook’, pero se olvida de que ese mismo año salió en otra película más olvidable (y olvidada)
Era 1989, y un tal Zach Braff, que por aquel entonces no había actuado casi en ningún sitio, se dirigía al plató para rodar su primer piloto como protagonista, para una serie llamada High y por la que CBS había mostrado cierto interés. A su lado, como co-protagonista, pusieron a la hija del director, Bruce Paltrow, una tal Gwyneth de la que el mundo no volvería a saber nada hasta dos años después. El piloto jamás llegó a emitirse por televisión y, por tanto, no cuenta como el debut de la actriz, pero el real no fue mucho más honroso.
A bailar con Travolta
En 1991, John Travolta seguía todavía surfeando la ola, como podía, de su Tony Manero de Fiebre del Sábado Noche y su Danny Zucko de Grease. Aunque por aquel entonces su fama ya se había reducido a hacer papeles como los de Mira quién habla y Mira quién habla también, aún tenía el potencial de hacer películas de baile como Grita, donde interpretaba a un profesor de música que, en 1955, introducía el rock and roll en una clase de niños de Texas.
Entre medias, además, aprovechaba para enamorarse, por supuesto. La película supuso, además de un sonoro fracaso en taquilla (recaudó solo 3,5 millones de los 11 que costó), el primer papel de Gwyneth Paltrow, que ese mismo año tuvo más suerte con su siguiente película, dirigida por el mismísimo Steven Spielberg: Hook fue un sonoro éxito y Paltrow entró con letras doradas en Hollywood, de donde ya no volvería a irse jamás.
Cuatro años después fue una de las protagonistas de Seven y en menos de una década ya estaba recogiendo su Óscar por Shakespeare Enamorado. ¡Nada mal para una muchacha que empezó, enchufada por su padre, en un piloto de poca monta!