El actor de ‘Guardianes de la Galaxia’ y ‘Jurassic World’ experimentó aumentos y pérdidas de peso constantes hasta que se dio cuenta del daño que le hacía: “Me sentía impotente, fatigado y emocionalmente deprimido”
Hace más de una década que Chris Pratt se convirtió en una de las caras más populares de Hollywood debido a su participación en algunas de las más taquilleras franquicias de la industria, pero, antes de convertirse en el mítico Peter Quill/Star Lord en la saga Guardianes de la Galaxia del UCM y en la estrella principal de la trilogía reboot de Parque Jurásico Jurassic World, muchos ya le conocíamos por su carismático papel en la querida sitcom Parks and Recreation, probablemente su trabajo más conocido antes de convertirse en un habitual del cine blockbuster.
En aquel momento Chris Pratt acababa de protagonizar también un notable cambio físico que no pasó desapercibido para nadie y del que él mismo habló con honestidad con la revista Men’s Health UK, cuya portada protagonizó en julio de 2015, tras su estreno en el regreso de la franquicia de dinosaurios de Steven Spielberg.
Tal y como él mismo contó a la revista, en 2013 llegó a pesar 136 kilos. Entonces aún interpretaba a Andy en Parks and Recreation y su aumento de peso comenzó como una tontería, simplemente porque le parecía divertido: “Me vi en un episodio de Parks and Recreation y en dos instantes muy cercanos, pensé: ‘Dios mío, estoy engordando’. Y casi inmediatamente hice otra cosa y pensé: ‘¡Caramba! Nunca me había visto tan gracioso’. Y relacioné las dos cosas”, recordaba el actor sobre el momento en que engordar se convirtió en una decisión consciente. “Se lo dije a todo el elenco, y luego se convirtió en una especie de juego: cuánto puedo engordar y cómo de rápido. Comía cuatro hamburguesas en cada lectura de guion. Engordé muchísimo y llegué a pesar casi 136 kilos”.
Tenía serios problemas de salud que me afectaban gravemente. Es malo para el corazón, la piel, el organismo y el espíritu
Al mismo tiempo, Pratt también atribuyó a su feliz relación con Anna Faris, que había comenzado en 2009 seguiría hasta su divorcio en 2018, parte de los excesos: “Bebíamos mucho vino y nos divertíamos. Yo era su pequeño Hansel en el bosque y ella me engordaba para echarme al fuego. Era como Mamá Osa y Papá Oso. Ella comía un poco, yo me comía todo lo mío y el resto de lo suyo”.
Sin embargo, los kilos de más terminaron siendo un problema. Por un lado porque el actor comenzó a someterse a constantes cambios físicos para ponerse a punto para diferentes proyectos, pero también por las consecuencias negativas en su salud resultantes de todo aquello: “Estaba débil, impotente, constantemente cansado, emocionalmente devastado; tenía verdaderos problemas de salud que me afectaron enormemente”.
“Fui fluctuando: perdí peso para Moneyball, volví a engordar, adelgacé para La noche más oscura y luego recuperé todo el peso para Andy”, recordó. “Vi La noche más oscura y justo después de salir pensé: ‘Me voy a poner en forma y no volveré a estar gordo'”.
Desde entonces, el actor ha llevado un estilo de vida mucho más consciente. Enfatiza: “Si te sentías como yo en aquel entonces, quiero decirte: hay esperanza. Con trabajo duro, disciplina y perseverancia, puedes cambiar más que solo tu apariencia física; cambia por completo tu perspectiva de la vida”.