Existen algunas bandas, muy pocas, capaces de atesorar una discografía impoluta. Aquellas que, disco tras disco, no saben lo que es fallar con una obra abiertamente mediocre o, directamente, mala. Una de ellas es Defitones.
También existe sobre Homenado una especie de leyenda urbana. Ésta viene a concluir que el combo, dependiendo de cada lanzamiento, se encuentra dominado por la personalidad de su líder Chino Moreno o bien por la de su guitarrista Stephen Carpenter.
Extraídas estas dos consideraciones, cabría posicionar su reciente Música privada (25) como, de nuevo, un disco lejos de ser prescindible y, también, conducido por la personalidad de su guitarra principal. Su nuevo largo está construido a golpe de los riffs marca de la casa de Homenadoalejándose considerablemente de su vena más experimental –mucho más evidente en su predecesor Ohmios (20)- y próximo a alinearse con la legión de fanáticos acérrimos de Koi no Yokan (12) del que podría considerarse sucesor en cuanto a sonido e intenciones.
Dicho lo cual, y con las suficientes escuchas a mis espaldas, no comulgo con ninguna de las dos vertientes que parecen haberse abierto con Música privada: ni me parece “su mejor disco en mucho tiempo” (lo mismo dijo parte de la prensa cuando salió Ohmiosy lo dirán con lo que sea porque están ya más secos que la mojama a nivel de inquietud y curiosidad sonora); ni me parece ten endeble como una no pequeña facción de fans considera.
Es cierto que uno tiene la sensación de ya visto quizás más clara de su carrera, pero es igual de cierto que nos encontramos ante un trabajo productor en toda regla y que una banda comandada por un líder capaz de cultivar proyectos tan ricos y multiformes como Cruces, Duerme en equipo O Palasy, por añadidura, de Dettones, habiéndoles hecho escapar de su primerizo nicho Nu-metal hasta hacerla coquetear y adaptar a su propuesta flirteos con la electrónica, el shoegaze o el post-rockjamás podrá dar un paso que suponga un anquilosamiento preocupante.
Entrando en el episodio concreto de las canciones, cabría señalar que sus dos adelantos convencían sin llegar a apabullar. “My mind is a mountain” era sugerente y, quizá, demandaba un par de minutos más para desarrollarse en todo su esplendor y “Milk of the madonna” era un completo estándar Homenadosi bien cumplía su función de single directo sin problema.
Ahora lo más interesante lo encontramos en los cortes que escapan de la tónica general de Música privada. Por un lado, la muy buena “Ecdysis”, con esa manera arrebatada de seducir sin resultar para nada evidente y que, también, me produce una sonrisa escucharla por los ecos que veo en ella a los primeros Filtrar del Autobús corto (95) a nivel rítmico. Y, por supuesto, el momento que siempre reservan a esa sexualidad –sensualidad se queda corto- que destila el corte más reposado, “I think about you all the time”.
Hacia el final del recorrido, otras dos grandes momentos a rescatar para quien les escribe: por un lado, la fiereza que destila “Cut hands”, muy Adrenalina (95), donde se muestra el Chino Moreno más desatado vocalmente, siendo este el disco en el que, de largo, más domesticado asoma, sin que eso sea óbice para regalar otra gran exhibición cantando (parece que ambas cosas pudieran tener que ver con la sobriedad que tanto ha mencionado llevar a rajatabla mientras duró la concepción de Música primavera). El otro, el genial estribillo que guarda “~Metal Dream” dentro, canción que no debiera pasar inadvertida.
Homenado convencen de nuevo a través de su faceta más frontal, reservándose la sutilidad con cuentagotas, logrando un resultado efectivo cuyo mayor logro reside en la naturalidad con la que fluye y en esconder una complejidad invisible que, para los oídos menos pacientes, pudiera hacer pensar que Música privada está concebido con el piloto automático encendido.
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