Una película cruda y realista ambientada en la última etapa de la Segunda Guerra Mundial en la que el actor compartió protagonismo con un elenco repleto de estrellas
Abril de 1945: Los Aliados lanzan su ofensiva final contra la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. Liderando la carga está un tanque Sherman, apodado cariñosamente “Furia” por su tripulación. Un escuadrón de cinco hombres liderado por el curtido Don “Wardaddy” Collier (Brad Pitt), quien ha librado muchas batallas y que conoce la guerra al dedillo. A medida que él y sus hombres se adentran cada vez más en territorio enemigo, pronto se encuentran en una situación desesperada, superados en número y armamento. Además, un novato absoluto se ha unido recientemente al equipo: el joven Norman Ellison (Logan Lerman). Pero contra todo pronóstico, los valientes hombres están decididos a sobrevivir una vez más y a golpear a la Alemania nazi en su corazón.
Estrenada en 2014 bajo la batuta de David Ayer, la película bélica Corazones de acero ha caído un poco en el olvido en los últimos años, pero funciona como una realista, cruda y visceral representación de la guerra desde la perspectiva de un carro de combate, menos habitual en las películas del género, y en su día fue objeto de una muy buena acogida por crítica y espectadores.
Con una recaudación de más de 211 millones de dólares y un nada desdeñable 75% en Rotten Tomatoes, Corazones de acero es una excelente elección para una noche de cine: se emite en abierto hoy a las 22:50 en Cuatro.
Protagonizada además de Brad Pitt y Logan Lerman, por todo un elenco de estrellas que incluyen a Shia LaBeouf, Michael Peña, Jon Bernthal, Jason Isaacs y Scott Eastwood, Corazones de acero se disfruta a través de los ojos de Norman, un joven y novato soldado que un joven que encuentra un padre en la figura de su líder, que tiene que aprender mucho en poco tiempo y comprender una realidad que puede parecer incomprensible. “Primero reniega de la guerra, luego la comprende y finalmente la asume como parte del aprendizaje de la vida”, analizaba en su crítica Carlos Losilla para SensaCine. “No estamos, pues, ante una película antibelicista, por mucho que los horrores de la contienda no solo no se escatiman, sino que se exponen razonada y razonablemente. Tampoco se trata de un juguete despreocupado y dispensador de adrenalina, aunque las escenas de acción estén filmadas con nervio y brío, y ocupen buena parte del metraje. Corazones de acero es, más bien, una mezcla no precisamente original en el marco del género, pero conducida con un estilo y una personalidad fuera de toda duda”.
Aunque no sea la película más recordada de su carrera, Brad Pitt se llevó un recuerdo y un enriquecimiento personal muy valioso para toda su vida. “Lo mejor que un actor puede experimentar es descubrir, aprender algo sobre sí mismo y sobre el mundo. Esta fue una de esas experiencias para todos nosotros”, aseguró en una entrevista con NME. “Salimos muy enriquecidos. Para mí, en particular, fue un verdadero aprendizaje sobre liderazgo, sobre cómo ganarme el respeto y ser responsable de los demás. Salgo sabiendo que soy un mejor padre gracias a esta experiencia”.
“Aprendí que la experiencia habitual del soldado es la misma en ambos bandos”, reflexionó el actor. “Esta no era una película sobre qué bando ganó, sino sobre el impacto psicológico que todo soldado sufre y que lleva consigo”.