El actor se casó con la artista alemana en el año 2009 tras años de relación y con ella vivió en su rancho de Utah hasta el final de sus días a la edad de 89 años
Considerado como uno de los grandes galanes del nuevo Hollywood por su incontestable atractivo físico y buena presencia en pantalla, Robert Redford, tristemente fallecido este 16 de septiembre de 2025 a la edad de 89 años, nunca quiso vivir de ese “título” y mantuvo siempre muy vivas sus inquietudes artísticas, poniendo mucho interés en el cine independiente y tratando siempre de aportar algo nuevo y diferentes a la industria desde otras facetas diferentes a la de actor.
A pesar de ser considerado un galán, en su vida íntima Robert Redford estuvo muy lejos de ser un rompecorazones. A lo largo de toda su vida el intérprete se casó en dos ocasiones. La primera fue en 1958 con la historiadora Lola Van Wagenen, con la que estuvo casado hasta el año 1985 y tuvo cuatro hijos: Scott -que falleció con tan solo dos meses de edad-, Shauna, David y Amy. Tras su primer matrimonio, Redford llevó una vida discreta y mantuvo algunas relaciones amorosas, siendo la más larga la que inició con la actriz brasileña Sonia Braga, que duró siete años, aunque no fue hasta el año 1996 que conoció y comenzó una relación con la que sería su segunda esposa y la mujer que estaría a su lado hasta el final de sus días: Sibylle Szaggars, una artista medioambiental alemana con la que compartía su preocupación por el medio ambiente.
Tras varios años de relación, Robert Redford y Sibylle Szaggars se casaron en el año 2009 en una ceremonia íntima a la que apenas acudieron unas pocas decenas de invitados y residían juntos en su rancho familiar en Utah, rodeados de naturaleza lejos del bullicio de Hollywood. En ese mismo lugar, Robert Redford falleció mientras dormía.
Robert Redford y Sibylle Szaggars se conocieron en el Sundance Mountain Resort, una estación de esquí que el intérprete había fundado en Utah a finales de los 60 con el dinero que había ganado en sus películas y en la que construyó su propia casa y que más tarde acogió el Festival de Cine de Sundance, fundado por él mismo, el festival de cine independiente más grande del país.
“¿Y si quiere hablar de sus películas?”
Szaggars había acudido allí desde Alemania para esquiar y conoció a la estrella de Hollywood, que la invitó a una cena que celebraba esos días. Según confesaría la artista, en ese momento le puso nerviosa no conocer la mayoría de sus películas, así que decidió ponerse al día lo más rápido que pudo.
“Fui allí a esquiar. Me encanta esquiar y unos amigos me invitaron antes del 87 a esquiar en Sundance. Primero les dije que no iba a volar 17 horas a Estados Unidos, a este pequeño lugar soleado, llamado Sundance. Tenemos Suiza, ¿verdad? Pero bueno, vine y me encontré con Robert Redford”, contaba ella misma en un encuentro con Young Arts en 2014 en el que también estaba el actor. “Sabía de él. Había visto a Las aventuras de Jeremiah Johnson, una de mis películas favoritas, y Descalzos por el parque. Pero también debo decir que no soy cinéfila y no lo había sido hasta entonces. Estaba más interesada en los musicales, la ópera y la pintura, y artistas como Salvador Dalí y Picasso”.
Entonces Robert invitó a un grupo de amigos a cenar y les dije: ‘Dios mío, no conozco ninguna de sus películas’. Y un amigo me dijo: ‘En una recepción en Sundance, se pueden alquilar muchas películas’. Dos noches antes de la cena alquilé unos seis u ocho películas y vi 15 minutos aleatoriamente
“Pensé: ‘¿Y si quiere hablar de sus películas?’. No tengo ni idea, sería tan vergonzoso que probablemente lo habría mezclado todo. Por supuesto no habló de sus películas, así que me rescató y me salvó de cierta manera”, terminó.
“Esa es una de las cosas que me atrajo de ella”, añadió Redford justo a continuación. “Ella no sabía mucho de mí, así que empezamos desde una perspectiva más equilibrada, sin tener que preocuparme por ninguna agenda. He pasado por eso antes, así que fue un comienzo maravilloso para una relación porque empezó como dos seres humanos que se conocen y encuentran una conexión como seres humanos, en lugar de verse influenciados por el éxito o lo que sea”.
Previamente, en una entrevista con AARP Magazine, Robert Redford había descrito a su mujer como una persona”muy especial” que le había brindado “toda una nueva vida”.