mClusky tuvo su momento de “gloria” pero el caprichoso destino no quiso que tuvieran un mayor (y merecido) reconocimiento. El grupo compuesto por Andrew Falkous (voz y guitarra), Damien Sayell (bajo sustituto de Jonathan Chapple), y Jack Egglestone (batería que reemplazó a Mathew Harding) grabaron un primer disco en el sello Fuzzbox en el 2000 (Mi dolor y tristeza son más tristes y dolorosos que los tuyos que pasó bastante inadvertido), para acto seguido encadenar dos discos estupendos para el entonces muy aclamado sello Demasiado puro: McLusky do Dallas (2002) grabado por el añorado Steve Albini en su estudio de Chicago, y La diferencia entre tú y yo es que no estoy en llamas (2004). El genio de Albini les vino de perlas para darse a conocer en muchos círculos del punk underground, los cuales supieron apreciar su pericia rítmica y su peculiar sentido del humor.
Fundido en negro. El paso del tiempo se ha detenido. La banda de Bristol regresa después de dos décadas (algunos componentes han tenido proyectos paralelos como el caso de Futuro de la izquierda) y lo hacen con un nuevo disco rebosante de píldoras de punk anfetamínico, riffs explosivos, y claro, mucha guasa.
el mundo todavía está aquí y también estamos (Ipecac2025) tuvo de sencillo de adelanto “Way of the exploding dickhead” en donde se hace una crítica hilarante sobre el abusivo precio que hay que pagar para ver a muchos artistas, y que al final, acabas “disfrutándolos” por medio de pantallas gigantes. El sonido del tema recuerda a Duendes (las comparaciones con la banda de Boston ya fueron recurrentes en su tiempo, quizás por las inflexiones de voz de Falcoso), y es un tema de electricidad reptante que va inoculando su veneno sin remisión.
La base rítmica se acelera hasta el paroxismo en “unpopular parts of a pig”, con esas paradas abruptas en donde los silencios son atronadores. El fantasma de Goma laca asoma en canciones enormes como “the competent horse thief” o una “chekhov’s guns” que remite a Canciones sobre fuckingla obra maestra de Grande. La desbocada cabalgada de “kafka-esque novelist franz kafka” es como una resaca de cervezas y discos de Dischordy cierran el disco aminorando los biorritmos con “hate the polis” que no desentonaría en el cancionero de Butthole surfistas.
Escucha McLusky: el mundo todavía está aquí y también estamos
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